viernes, 1 de diciembre de 2017

Masculino singular.

No tendrás palabras para nombrar este dolor. 
Nos aseguraremos de que nadie 
te escuche si un día decides gritar;
y que si lo haces, 
no te entiendan. 

Vamos a poner una alambrada 
que delimite tu verdad;
y cuando quieras más, 
será esta bóveda de cristal 
la que te diga "para". 

Serás madre, 
hija, 
hermana. 
Y antes de ser amante, 
novia, 
mujer, 
esclava; 
serás puta, 
santa, 
objeto. 

Cada parte de tu cuerpo 
será mucho más que eso, 
pero no lo será para ti.

A los ojos del resto tendrás que cubrirte. 
Dirás que no 
aunque te puedan las ganas, 
pero recuerda 
que cuando lo digas en serio, 
no valdrá de nada. 

Haremos de tu cuerpo 
una cuestión de estado, 
un terreno de hombres. 

Decidiremos que entra y que sale de tus piernas, 
y te sabrás impura, 
sucia 
y culpable
cada vez que alguien hable, 
toque, 
vea 
o imagine tu sexo. 

Ah, recuerda
que también tendremos que opinar sobre tu sexo, 
y así diremos cómo debes depilarte, 
cómo no has de tocarte ni darte placer; 
y cuando entre el orgasmo en juego, 
recuerda que lo único que importa 
es que lo alcancen ellos. 

No sólo te diremos cómo, 
sino cuándo y con quién, 
y tú callarás, 
porque así estás más guapa. 

Porque eso será todo lo que tienes que ser. 

No te queremos inteligente, 
ni lista, 
ni libre, 
ni autónoma, 
ni decidida. 

Te queremos dudosa, frágil, callada. 
Te queremos con miedo. 

Miedo a ti, sobretodo; 
no seas que un día 
descubras que eres capaz, 
no sea que un día te des cuenta 
de que tú eres suficiente. 

Suficientemente fuerte, 
suficientemente entera, 
completa, dispuesta y habil. 

No sea que un día descubras 
que ser mujer en un mundo de hombres 
significa luchar. 
No sea que un día lo descubras 
y te unas por tu libertad. 
No sea que un día vueles fuera de esta jaula 
a la que te hago llamar hogar.

- dijeron todos. 

Y en el eco de sus voces lo que más me dolió fue reconocer la de todos los hombres que conozco.


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