lunes, 31 de julio de 2017

Sé que no soy.

Veo a las termitas peleándose por mi cuerpo, 
quién devora la madera de la tumba de mis antepasados. 

Soy todas las veces que dije "no puedo" 
antes de conseguirlo. 

Soy un vals para dos 
que se baila solo 
cuando nadie lo toca. 

Soy la acróbata 
que se encuentra aterrizando 
en el punto de partida. 

Me he equivocado. 

Me he equivocado 
y no solo una vez, 
y ni me arrepiento. 

He crecido 
queriendo que este paréntesis 
fuera algodoncillo de azúcar 
entre mis muelas traviesas. 

De niña nunca, 
nunca, 
aprendí a leer lo que ponía en el papel. 
Recuerdo ahora
como mamá se enfadaba entonces 
porque me inventaba letras 
o añadía palabras 
o cambiaba nombres. 

No lo hacía queriendo, 
es que ya dentro
me bailaban universos 
que se mezclaban con la realidad. 

Soy todas esas hadas en las que creía
y con las que hablaba 
en secreto 
mientras me criticaban 
por estar chalá. 

Fui una niña feliz. 
Soy una adulta aburrida que lo sigue siendo. 

Mastico macarrones precocinados 
y latas caducadas,
y ni me importa no salir de la cama 
más que para volverme a acostar. 

Tengo una enfermedad, dos piernas e ideas. 
Y no sé cuál de todas me molesta más. 

No tengo tiempo. 
Me da miedo andar a solas 
cuando realmente quiero respirar burbujitas de papel maché
y otros cuentos que me expliquen 
porqué a veces todo resulta tan difícil. 

Soy. 

Uso metáforas aburridas 
repetidas una y otra vez hasta la saciedad. 

Me arden los parpados. 
Me arden las marcas de la piel y los cortes nuevos de la epidermis temporal. 
Me arde estar parada. 

Todos moriremos mañana, 
o pasado, 
o al otro. 
O no lo haremos. 

Todos fingimos no saberlo 
e incluso intentar luchar contra el hecho 
de que en algún momento 
nosotros también seremos los antepasados de gentes que nos resultarán extrañas
e indiferentes desde donde estemos.
Si estamos. 

Soy más positiva que estas últimas frases, 
lo prometo; 
pero también bebo vino a morro cuando tengo hambre 
y no sé donde estrellar mi cuerpo. 
Podría seguir,
pero no tiene sentido. 

Yo no me conozco. 
Tú no estarás el tiempo suficiente para hacerlo. 

Y nosotros,
tanto tú como yo, 
terminaremos este poema para dejarlo intacto. 

Leyendo. 
Escribiendo. 

Dejando márgenes 
para los siguientes
que sepan el abecedario 
que se conjuga sin sentido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Óleo azul cian

Acuarelamiento de revolverte despierta. Encontrarte en las aristas. Enmarañada en pelo mientras te quejas. No volveremos a ser intento, ...