viernes, 3 de marzo de 2017

[Sin fecha]

Odio que la gente conozca mi nombre y que, por eso mismo, crea conocer mi historia. Odio cuando me miran con pena y me acarician las costras como diciendo “esta cicatriz te la hiciste al caer de un triciclo y esta otra cuando la persona que más querías te dijo que no y sonaron cristales rotos”. Odio que me miren desde fuera y hablen de mi en primera persona; que dejen correr el agua tan caliente que el vaho distorsione la realidad tangente de mis caderas. ¿Dónde quedaron los escombros y porqué nadie reclama que fuera aquí donde iba a construirse una torre?¿Dónde está el imperio? Yo sólo veo bufones y rastro de versos inacabados de un poema muerto que nunca ajustó su precio al valor de estar vivo todavía. Latir laten demasiados corazones a destiempo como para que estos dedos fríos marquen una cruz en mi pecho. Desde fuera no soy ni una simple muñeca de cambio. ¿A dónde vamos? No sabemos el camino y a cambio nos cogemos de la mano como si eso fuera a servirnos si nos perdemos. Estoy contigo, con todo este mar de por medio. Hay palabras que no hace falta decir para susurrarlas al oído: “quería... Quería.” No queda nadie cuando apagan las luces y las luciérnagas renacen al atardecer de unas ojeras cansadas de llorar. “Ya me he pedido perdón a mi misma, seño; pero no me quiero perdonar porque todavía me duelen los golpes”. Si me miro al espejo todavía me veo temblar despierta en hueso y llanto. No espero que lo entiendas, sólo que estés a mi lado. A estas alturas sentirme como un galgo apaleado sólo acorta las explicaciones de decir que sigo temblando cuando me quedo sola. El rostro del amo tiene mi mirada, conoce las líneas de mis manos, mis escondites y el olor a miedo que voy dejando cuando oigo su voz. No subestimes al dolor, cuando llueve todos echamos mano del amigo que sigue estando. ¿Lo oyes? Vuelven a hablar de mi como si supieran qué se siente al estar dentro. No te preocupes, sea o no pasajero, terminará cediendo. Déjate los labios quietos y sonríe, tienes que salir feliz en la foto, aunque te piquen las cicatrices.

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